Google lucha constantemente contra el spam. En octubre del año pasado, se centró específicamente en las optimizaciones del motor de búsqueda que los spammers utilizan para superar a las empresas legítimas. En febrero, Google intentó eliminar el spam de listados y opiniones, pero en el proceso eliminó accidentalmente algunos contenidos legítimos. Desde entonces el problema sólo ha empeorado, y Google ha admitido que sus intentos sólo consiguieron bloquear el 20% del spam total generado en el 2022. Ahora que ChatGPT y otros modelos lingüísticos de IA aceleran el proceso de generación de spam, es probable que este porcentaje sea aún menor en 2023.
Incapaz de combatir el spam dentro de su propia plataforma, Google interpuso una demanda contra estos spammers. En una presentación judicial, Google enumera a los demandados Ethan QiQi Hu; GMBEye; Rafadigital, LLC («Rafadigital»); y Does 1- 20. Google afirma que estos demandados llevan a cabo esquemas fraudulentos para engañar a los consumidores, a los propietarios de empresas y al propio Google mediante la manipulación ilegal de los servicios de anuncios de empresas de Google. La demanda de Google va más allá:
«Durante los últimos dos años, los Demandados -dirigidos principalmente por una sola persona, Ethan Qiqi Hu- han abusado de los productos de Google para crear listados falsos en línea de empresas que no existen y los han respaldado con opiniones falsas de personas que no existen. Los demandados venden estos listados, y las consultas de consumidores confundidos a los que atraen, a particulares y entidades que desean promocionar sus negocios en las plataformas de Google. Los Demandados también engañan a estos propietarios de pequeñas empresas, realizando afirmaciones infundadas e imposibles de cumplir sobre su capacidad para garantizar una posición favorable en los resultados de búsqueda de Google e insinuando un trato o acceso preferente con respecto a determinados procesos de Google.»
La demanda especifica que los demandados «publicaron más de 350 perfiles de empresa fraudulentos e intentaron respaldarlos con más de 14.000 opiniones falsas». Aunque se trata de una cifra elevada para un puñado de spammers, no representa ni siquiera una fracción del spam total en Google. Esta demanda no pretende acabar con todo el spam (el número absoluto de spammers es demasiado alto), pero sí pretende actuar como elemento disuasorio para las empresas de spam a gran escala.
La incapacidad de Google para gestionar automáticamente el problema del spam ha hecho que los spammers confíen tanto en las operaciones de spam a gran escala y a largo plazo como en las estafas a corto plazo dirigidas a competidores específicos. Los clientes potenciales y las posiciones en los rankings son rehenes y muchas empresas se ven obligadas a pagar a un spammer cualquiera cuando ven una caída drástica y repentina de sus ventas online. Todavía queda una opción ineficaz para combatir el spam: la supervisión manual y la denuncia de los malos actores.
A menudo, el spam se genera automáticamente, por lo que los medios manuales para combatirlo resultan ineficaces. Pero si los informes manuales se llevan a cabo de forma estratégica, los propietarios de negocios individuales pueden al menos evitar que sus marcas sufran un golpe excesivo. Supervisando atentamente las métricas de Google, en concreto las clasificaciones locales en palabras clave relevantes, se puede detectar cuándo las ubicaciones han sido objetivo de los robots de spam. Responder rápidamente a una caída repentina impide que te roben clientes potenciales.